Las circunstancias que pueden llevar a un@ joven a deambular varían y pueden ir desde el maltrato emocional hasta el rechazo familiar
15 de enero de 2015 05:00 am Ana Giselle Torres y Cynthia I. Torres | indicesuroeste@gfrmedia.com
DESDE LOS 11 años Sofía (nombre ficticio para proteger su identidad) se mueve en busca de la estabilidad emocional que le negaron sus padres y el gobierno. Fue testigo de cómo la droga y el alcohol convertían a su papá en un hombre violento y de cómo el miedo de su madre la llevó a la resignación.
Resultó víctima de un hogar disfuncional, que terminaron abandonando el resto de sus hermanos. Vivió momentos tortuosos que a diario le servían de estímulo para alcanzar la “libertad” de la que ahora luego de nueve años, dice disfrutar.
Muchas veces se acostó sin comer y vio cómo las ratas y los murciélagos se paseaban por los hogares que compartió con sus padres. Sin embargo, esto la hizo madurar muy temprano. Apenas cursaba el quinto grado cuando por su voluntad visitó el Departamento de la Familia (DF) para alertar sobre su precaria situación. Pero cuatro denuncias no fueron suficientes, nunca le creyeron, convirtiéndose en uno de los 42,000 casos archivados por el DF que ganaron múltiples titulares.
Salió de la odisea por su valentía y por querer ayudar a sus progenitores, aunque estos nunca lo entendieron de esa manera.
“El Departamento de la Familia nunca hizo nada. Delante de mi cara yo tuve una trabajadora social que me decía ¿tú estás mintiendo, verdad? Tú estás mintiendo”. Ella me entrevistó con mis papás de frente y, obviamente, todo lo que yo decía, mis papás me miraban como que no te atrevas. Yo dije todo lo del vicio y ellos que no, negándolo todo. Me veían como que esta nena lo que quiere es irse de su casa porque sí y estar con quien a ella le dé la gana”, relató con indignación la universitaria.
Circunstancias como la de Sofía, entre muchas otras, son las que han impulsado a jóvenes a abandonar sus hogares y convertir las calles en su refugio, modalidad que continúa acentuándose en el suroeste del país.
Según el director ejecutivo de la organización Coalición de Coaliciones Pro Personas sin Hogar de Puerto Rico, Inc., Francisco Rodríguez Fraticelli, este hallazgo fue “uno de esos descubrimientos casuales” mientras se realizaba un estudio científico (Conteo Boricua y Estudio de Vulnerabilidad), realizado por el Programa de Salud Pública de la Escuela de Medicina y Ciencia de Salud de Ponce, para medir la vulnerabilidad de la vida de las personas sin hogar mientras están en la calle.
Actualmente, la entidad atiende unos 202 jóvenes de 18 a 29 años entre los pueblos de Cabo Rojo, Coamo, Guayama, Guayanilla, Hormigueros, Jayuya, Juana Díaz, Maunabo, Ponce, San Germán, Villalba y Yauco. A nivel Isla el número de participantes alcanza los 849.
Rodríguez Fraticelli asegura que el 77% de esta población que atiende está vulnerable a morir o empeorar su situación porque no logran resolver su problema de vivienda. Precisamente, Coalición de Coaliciones, que ofrece servicios desde 2003, trabaja un programa dirigido a jóvenes de 18 a 29 años que atiende sus necesidades mientras carecen de un techo seguro.
En el caso de Sofía, esta se amparó en la buena voluntad de conocidos de la Iglesia que frecuenta quienes le dieron un techo y le suplieron sus necesidades básicas hasta ahora que tiene su apartamento también costeado por otra familia. No obstante, hace un mes Coalición de Coaliciones Pro Personas sin Hogar, realiza los trámites para conseguirle una vivienda y asignar fondos para costear las utilidades.
“Lo que sí me faltó fue amor. Lo más que busqué en mi vida fue amor y cariño. Si tú no te sientes amado, si tú no te sientes querido es como estar en blanco”, dijo intentando reprimir el llanto.
Pero si de algo está segura Sofía es que por más cosas que le hayan podido hacer sus papás “yo pienso que ellos no me podían dar lo que ellos no tenían, lo que ellos nunca tuvieron. Si ellos por parte de sus familias no tuvieron eso, jamás y nunca me lo iba a poder dar. Yo quiero darle lo que a ellos nunca le dieron y lo que ellos nunca me pudieron dar a mí, un hogar seguro que sea digno de ellos. No como el que siempre tuvimos”.
Víctima del rechazo
Mientras, Amarilis Rodríguez, de 18 años de edad, salió de su hogar a los 16 por problemas con sus padres con relación a su preferencia sexual. Relató que vivió en la calle por un tiempo pasando por momentos duros y que Coalición de Coaliciones le ayudó a conseguir el apartamento donde reside actualmente.
“Ellos me dieron apartamento y me ayudaron en la búsqueda de trabajo también”, dijo sobre su decisión de tomar las riendas de su vida y completar un curso técnico en albañilería, profesión que ejerce en un proyecto de construcción en Ponce.
En entrevista con ÍNDICE SUROESTE, Amarilis reconoció que la relación con sus padres no ha mejorado luego de su distanciamiento. No obstante, recientemente se encontró con su madre y ésta le comentó que le dará su ayuda.
“Mis amistades me decían: ‘te puedes quedar aquí un tiempito’. Estuve así par de tiempito, como un año. Ha sido un poco difícil, pero con mucho empeño. Quiero seguir trabajando y quiero estudiar terapia física”, sostuvo, al mencionar que sus planes son mudarse a alguna ciudad de Estados Unidos para probar suerte.
Coalición de Coaliciones, por regulación federal, cada dos años administra un conteo de personas sin hogar.
Según los resultados del estudio realizado, en Ponce hay más de 200 personas viviendo en las calles, en Mayagüez casi 174, en Aguadilla y Guánica hay 90 en cada uno, 35 en Guayama, y 24 en San Germán.
http://www.indicepr.com/suroeste/noticias/2015/01/15/34954/encuentran-oasis-en-la-calle/